La Dirección General de Promoción de la Salud exhortó a la ciudadanía en general a llevar cabo actividades físicas para mantenerse saludables pero sobre todo a fin de impedir el desarrollo de enfermedades graves.
La actividad física, definida como cualquier movimiento corporal que requiere gasto de energía, contribuye a prevenir enfermedades crónicas y degenerativas como sobrepeso, obesidad, diabetes, hipertensión, ansiedad, depresión y trastornos del sueño.
En cambio, el sedentarismo o inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad en el mundo, debido a que está asociado con el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).
Resultados del estudio Módulo de práctica deportiva y de ejercicio físico, realizado en 2021 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) https://n9.cl/8rnm2 muestran que 40 por ciento de la población mayor de 18 años realiza actividad física y 60 por ciento declaró no llevarla a cabo o abandonarla por falta de tiempo, cansancio derivado del trabajo o problemas de salud.
La actividad física también ayuda a la adecuada función cardíaca y capacidad respiratoria; disminuye el estreñimiento y fortalece músculos, huesos, ligamentos y articulaciones. Mejora la circulación y favorece la oxigenación para la producción suficiente de neurotransmisores que, a su vez, impactan de forma positiva en las capacidades cerebrales como pensamiento, razonamiento y estado de alerta. Además estabiliza el ciclo de sueño y el estado de ánimo.
La OMS aconseja que lo ideal para mejorar la salud es realizar al menos 150 minutos de actividad física aeróbica moderada a la semana; es decir, 30 minutos diarios o 15 minutos con actividad aeróbica vigorosa, o bien una combinación de ambas.
En el ámbito escolar, es indispensable que dentro del proceso educativo se incluya el juego, el deporte y la recreación, ya que contribuyen a formar hábitos para que niñas, niños, adolescentes y jóvenes disfruten una vida activa y saludable.
En el caso de las personas de la tercera edad, es importante realizar actividad mediante movimientos corporales planeados, estructurados y repetitivos; esto ayuda a sus capacidades biomotoras como fuerza, resistencia, flexibilidad, elasticidad y velocidad.
Además, contribuye a controlar y prevenir enfermedades, refuerza su autonomía, autocuidado e independencia y disminuye la necesidad de cuidadores familiares.
Los resultados en el cuidado de la salud mejoran cuando la actividad física se acompaña de una dieta nutritiva; hidratación, preferentemente con agua simple y potable, sueño reparador y hábitos recreativos y sociales adecuados.