16.Junio.2021
DESDE EL PUERTO MÍTICO
DE SOCAVONES Y SOCAVAMIENTOS: APUNTES PARA CRÓNICAS DEL PUERTO NEGRO…
Por LUZ MARÍA RIVERA
LUZ MARÍA RIVERA
LUZ MARÍA RIVERA AZAMAR.

Periodista y narradora. Licenciatura en Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la Universidad Veracruzana (1985). Máster de Periodismo y Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid (1996). Maestría en Educación, Universidad Cristóbal Colón (2009). Fundadora en 2012 del semanario impreso El Mercurio de Veracruz, que en ese mismo año transitó a diario electrónico: elmercuriodeveracruz.mx. Tallerista de Literatura y Redacción. Asesora de Cultura en Gobierno de Veracruz y Enlace de Prensa en gobierno de FHB. Curso de Diseño de Campañas y Marketing Político, con Luis Costa Bonino (2020).

LIBROS PUBLICADOS

_"Un carnaval 27 años después...",Universidad Veracruzana (1988)
_"Puerto Mítico. Crónicas contemporáneas de la ciudad de Veracruz", (2008). Editora de Gobierno del Estado. Prólogo del maestro Carlos Montemayor.
_ “El puerto en la vida de Veracruz. Una historia compartida”. Libro en colectivo con varios autores. Edición Apiver y editor independiente. (2019).


TRAYECTORIA PERIODÌSTICA

Reportera de información política y cultural en medios estatales y nacionales. Corresponsal desde Veracruz para Proceso (1990-1992) y El Financiero (1992-1996). Reportera de Asuntos Especiales de El Universal; y reportera y columnista de la sección Cultura en El Universal (1999-2002).

De 2005 hasta febrero de 2016, corresponsal de La Jornada.
Actualmente, directora general y columnista en El Mercurio de Veracruz, con redacción física en la ciudad de Veracruz, y que da cobijo a 9 colaboradores: entre columnistas y reporteros.

Mi columna se publica de lunes a viernes en El Mercurio de Veracruz, Notiver, Plumas Libres y ocasionalmente en La Jornada Baja California.

Enlace de prensa en diversas dependencias del gobierno de Veracruz (1989-1990 y 2004-2009). Asesora en materia de Cultura para el Ejecutivo del Estado, y desde el 2014 imparto formalmente talleres de Literatura y Redacción a público abierto, particulares y en diversas sedes del IVEC. Conferencista invitada por universidades sobre crónica periodística; periodismo, literatura y redacción.

Teléfono de contacto: 22 92519785
Correo personal: luzmariariveraazamar@gmail.com
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** Leemos del socavón de Puebla y que algunos allá los hacen pasteles y les ponen perritos de masa fina y otros los compran y se ríen y lo suben a instagram porque ¡ay!, qué ingeniosos todos; mientras las notas desinformativas apuntan a que el “hoyo” se hace más grande y ya derribó el baño de la casa de los antiguos propietarios que siguen esperando terreno y ladrillos para construirse otra, y entonces: no pasa nada dicen, porque solo es un socavón…

** Tiene que ser un periodista el que desde el Altiplano –Pascal Beltrán- pregunte lo obligado a un geofísico de la UNAM que explica que un socavón puede originarse como su nombre lo indica, por un minado del subsuelo, las corrientes de agua, el debilitamiento de los mantos freáticos y es pura teoría desde la capital y el laboratorio: porque los poblanos responsables callan y seguirán en silencio. Si bien fenómenos naturales los socavones no se hacen de la noche a la mañana aunque algunos sí.

** La memoria veracruzana es flaca, flaquísima, pero si se le da cuerda recuerda: en 2016 hubo socavones que desaparecieron tres ríos de un jalón: el Tliapa, el Tlacuapa y el Atoyac, los dos primeros por un socavón en una ladera desnuda de piedra, y el tercero, más conocido, y que le daba la fuente de vida a más de 10 mil familias, se fue por un socavón en el lecho, una simple “rajada” que en esos entonces todos vieron como símbolos de mayores males: se fue el agua así nada más y en ocho municipios cientos se santiguaron.

** Pero pocos por acá a orillas del imponente Golfo, de ríos, lagunas y esteros, recibimos la noticia y no le dimos importancia: porque aquí hay agua para aventar para arriba. Para ensuciarla, para arrojarle todos los días desde todos los vertederos posibles, todo tipo de contaminantes y desechos. Muy pocos reparan que nuestras ciudades emblemas son poco a poco, refugio de aquellas en donde los socavones minaron las existencias de plantas y animales y obligaron a la migración de familias enteras…

OTROS SOCAVAMIENTOS…

** Minar la autoridad es una acción que empieza en Casa: al chasquearle la lengua a mamá, a mirar airadamente a papá, y que éstos no hagan nada porque caray: los queremos con el Alma a los chamacos groseros. Así es: se les quiere tanto tanto, que ésta es la primera generación de padres y madres de América Latina –para que no se sientan disminuidos en México-; que son regañados por los hijos. Al menos así lo consigna la terapeuta argentina Margarita Marulanda, y todos ríen y hasta lloran, cuando la oyen o la leen, pero no son capaces de darle una bofetada al niño o niña de casa: cómo crees, eso ya no se usa, porque la violencia correctiva está mal vista…

** Ahí ese es el punto donde interiorizamos el socavamiento de la autoridad: si no la tenemos como noción infantil, como límite, cómo carajos la distinguiremos en la adolescencia que es cuando las hormonas rigen tripas y corazón, arrollando a su paso mente y conciencia. Comenzamos a experimentar los socavones que nos dejan las malas decisiones. Los grandes hoyos en el alma se replican en el corazón. Comenzamos a excavar, algunos deliberadamente, los subsuelos interiores y algunos encuentran tesoros y otros encuentran socavones y se hunden en ellos…

CUANDO NO HAY AUTORIDAD QUE VALGA…

** Encarrerados en la falta de rigor y de autoridad, sin respeto a las figuras de casa que se van a respetar las de la calle, las del gobierno, las de las instituciones: y los que integran instituciones y gobiernos, están igual o peor, y la mesa está puesta para el gran banquete del desorden, de la ley del más fuerte, de la carrera loca a la extinción más lenta y más dolorosa.

** Las ciudades crecen desordenadamente. Nadie vigila el crecimiento organizado y ordenado de ellas: se permite el asentamiento poblacional en las márgenes de las lagunas y cuerpos de agua. Es más: se rellenan las lagunas porque caray: necesitamos casas, dónde vivir. ¿Y el agua? Pues ya se comprarán las botellas necesarias. Porque estos que no tiene diques de contención de ninguna autoridad, están convencidos que el agua se da en botellas. No ven relación con tierra y árboles, y verde, y aires limpios y respeto. No lo distinguen porque no lo conocieron nunca.

** Veracruz está socavado desde hace años pero no lo quieren ver: los poderosos de turno cierran los ojos, llenándose las talegas, mientras la erosión criminal es diaria, asentada por todos lados y en nuestra franja costera donde nadie vio ni supo, que “los cadetes de linares” hicieron fiestecita privada a seis metros de la playa. Qué va. Qué importancia tiene esto. Qué de malo tiene. Qué pinche envidia caramba, ten una vida: vive y deja vivir. Voltea para otro lado. Sigue tu camino. Cállate…

** El socavamiento del ánimo, el rebajamiento de la Moral. A ver si no entran un día a tu casa para que te calmes. Bueno, pero que sea un negro triángulo invertido: hombros anchos, cadera estrecha. No, mejor: un Conde, con un castillo, aunque sea en ruinas, allá por Ourense donde casi no hay socavones por el agua, no le hace. Somos ya expertos en reconstrucciones. Los socavones nos hacen los mandados. Sueñas. Y el sueño es el compartido por muchos: estamos erosionados por un 2020 que no se acaba de hundir en el recuerdo, qué pesado.

** Nuestro puerto es negro en días nublados: qué felicidad para muchos. Sobre todo para los panaderos: se agotan las michas y los bolillos y hay que hornear dobles tandas. Nortes en junio. Lluvias ventosas. Una luz que se antoja de otros mundos posibles. Hagamos nuestros propios apuntes para las noches de insomnio. Para el socavamiento colectivo de un tiempo que nos tocó vivir sin apenas referentes simbólicos y sí con muchas decepciones.

DEL DICCIONARIO A LA DIABLA…

MINAR.-Acción y efecto de destruir: algo que no te costó/ no construiste/ ajeno/ del rival o enemigo.

CAVAR.-Colectivamente, nuestras derrotas: y en grupos reducidos, nuestros más temibles defectos.

SOBREVIVIR.-A un socavón existencial: es odisea.


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