Una de las peores consecuencias de los hechos aciagos que se vivieron en el puerto de Veracruz y otras ciudades del estado, ha sido el detrimento de los valores familiares.

Fue realmente triste observar en las fotografías y videos a familias completas, con hijos adolescentes o pequeños, robando artículos en las tiendas y centros comerciales.

¿Cómo podrá reencauzarse por el buen sendero a los chicos y chicas que vivieron esta experiencia? ¿Para qué esforzarse, para qué estudiar, si constataron que se puede tomar aquello que se necesita o se ambiciona con sólo organizar un evento de rapiña en la casa de otro, en el negocio de otro, contra el patrimonio de otro?
Después de estos días cruentos, es importante que las familias veracruzanas interesadas en formar ciudadanos responsables, reforcemos conscientemente las conductas y comportamientos que nos ayudan a todos a vivir de mejor manera, y seamos muy estrictos para sancionar o modificar las conductas antisociales o los antivalores en nuestros hijos.

Valores como la amistad, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, la solidaridad y el respeto, son esenciales para un sano desarrollo de los niños, y deben ser incentivados.

Los valores son las reglas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Al nacer, los niños no son ni buenos ni malos. Con la ayuda de sus padres, educadores y de los que conviven con ellos, aprenderán lo que está bien y lo que está mal decir, a hacer, a actuar, a vivir.

Pero el gran reto está en que los valores no se enseñan desde el discurso, sino con el ejemplo. Incluso en detalles nimios como la forma de pedir las cosas, los modales en la mesa, las actitudes de cooperación y ayuda en casa, hasta en conductas de más impacto como la forma de relacionarnos con los demás, de reclamar, de tolerar o no.

Hablemos mucho con los niños sobre lo que está sucediendo en el país, sobre lo negativo de las conductas de saqueo y rapiña, sobre el daño que causan al colectivo.

Contestemos sus preguntas y hagamos análisis de la situación junto con ellos. Es casi imposible no hacerlo, pues en estos “tiempos difíciles” la política forma parte de nuestra cotidianeidad, es algo que atraviesa las vidas de todos, incluso de nuestros niños y adolescentes.

Por supuesto el interés y la participación de los chicos en estos temas, dependerá de sus edades, nivel y acceso a la información, politización de la familia y de la importancia que en casa se le dé a estos temas…Pero no debemos olvidar que los seres humanos somos seres “sociales” desde nuestros nacimiento.

Es imprescindible entonces que los adultos, los padres, no rehuyamos a nuestro rol de forjadores y transmisores de valores, y estemos siempre dispuestos a dialogar, responder y debatir, para hace de nuestros hijos ciudadanos libres y seguros, capaces de poder pensar por sí mismos y de tomar sus propias decisiones.
¡Hasta mañana!