30.Noviembre.2016
EL INSTINTO MATERNAL
Por
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Reconozco que no es fácil hablar de este tema. No sé siquiera si el instinto maternal existe como tal, porque realmente hay muchas mujeres que deciden simplemente no ser madres, por lo que entiendo no es algo innato en la hembra humana. Pero sí es cierto que muchas mujeres reconocen sentir a cierta edad que aumenta su deseo de ser madre, así que entiendo que de alguna manera interviene la biología en esto. Mi abuela llamaba a este impulso “el instinto del nido”.

Imagino además que también que es una mezcla en la que intervienen la sociedad y la cultura en las que vivimos, que asumen como algo normal y natural ser madre a partir de una edad determinada, comúnmente antes de los treinta años. Porque no se es madre a la misma edad aquí que en otros países. En otras latitudes las mujeres están optando por la maternidad después de los treinta y cinco, por ejemplo.

Creo que la ciencia aún no es capaz de explicar muchas cosas sobre el llamado instinto maternal, por tanto, pocas dudas puedo despejar sobre esto. Lo que sí sé es que yo, siendo hija única, desde pequeña sentía mucho interés por los bebés y tenía claro que no quería tener un solo hijo.
Contrario a mi caso, quienes vengan de familias numerosas y tengan un buen recuerdo de aquello, estarán tal vez más predispuestas a buscar lo mismo para sus hijos y sentirán que su familia está incompleta con un solo descendiente.

También habrá algunas que estaban encantadas siendo hijas únicas y no se plantean otra opción como madre, o vienen de familia numerosa y acabaron hasta el gorro de sus hermanos, por lo que no quieren repetir. Sí, las experiencias pasadas cuentan.

Pero quizás la edad sea un factor clave para que ese instinto maternal desaparezca, pues entiendo que el componente biológico tiene mucho peso.

Igual que el cuerpo no está preparado para parir a los quince años, no lo está a los cincuenta. De ahí que, probablemente, no nos apetezca ser madres a los dieciocho pero tampoco cuando nos acercamos a los cincuenta, aunque algunas lo hayan sido a esas edades.

Y luego está el factor económico, que es por el que muchas mujeres deciden no tener hijos o tener sólo uno, y minan ese instinto para que desaparezca hasta que la biología haga su papel. Y además hay otros factores, como la pareja, la proyección profesional que tengamos, la experiencia con un primer hijo, etc…

El punto es que cómo podemos ver, este asunto de decidir si tener hijos o no, cuándo y cuántos, no es un asunto de “instinto” natural sino una decisión que tiene que ser pensada y calibrada en función de varios factores complejos.

Cada mujer es dueña de su vida y debería tomar la decisión que más le funcione para sentirse feliz y la que más le convenga a su situación personal, pensando también siempre en la calidad de vida que podrá ofrecerle a su hijo o hija.

¡Hasta mañana!


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